Utiliza el mindfulness para conectar con lo cotidiano



Por: Patricia C. Meléndez, MA/TeamVeroshk


En ocasiones, el estrés y las preocupaciones del diario vivir, evitan que podamos disfrutar lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Una conversación agradable, una buena compañía o un dulce chocolate, entre otras cosas, pasan desapercibidos porque nos encontramos hundidos en nuestros pensamientos o distraídos por estímulos a nuestro alrededor. Te ha sucedido que en las mañanas te levantas, tomas un café, te das un baño, te lavas la boca, te vistes, te montas en el auto, pasas tiempo en tráfico hasta llegar a tu destino y de momento te preguntas: ¿cómo llegué aquí? Sientes que estás en piloto automático.

Aquí entra el mindfulness (o la atención plena). Jon Kabat-Zinn, médico reconocido en el arte de mindfulness, lo define como: prestar atención de una manera en particular, con propósito, en el momento presente y sin juicio. Es decir, enfocar toda nuestra atención e incluir la mayor cantidad de nuestros sentidos, en una sola actividad o tarea, de forma abierta y curiosa. Parte del mindfulness es aceptar que las distracciones van a ocurrir. Cada vez que nuestra mente comience a divagar, simplemente lo reconocemos y regresamos nuestra atención al momento presente.

Podemos practicar el mindfulness en tareas cotidianas como cocinar, comer, lavar los platos, barrer, mapear, conducir el auto, cepillarnos, bañarnos, entre otras. De esta manera mejoramos nuestra concentración, nuestra eficiencia y disminuimos nuestro estrés.

Recuerda, no importa que tarea hagas, puedes estar más presente y atento al momento practicando el mindfulness. Simplemente presta atención a lo que estás haciendo y tan pronto sientas que tu mente se distrae, amablemente regresa a la tarea en cuestión.

Aquí te presento un ejercicio de mindfulness en una tarea cotidiana. Al final reflexiona cuantos de tus sentidos estuvieron presentes en esta tarea:

Mindfulness mientras te cepillas los dientes:
·         Párate frente al lavamanos.
·         Mírate en el espejo y lentamente toma una respiración profunda desde tu estómago y exhala mientras sueltas un suspiro.
·         Toma tu cepillo de dientes.
·         Mientras tomas el cepillo, presta atención de cómo se siente en tus manos. ¿Se siente duro o suave, caliente o frio, liso o con textura?
·         Ahora abre el grifo y deja el agua salir.
·         Mientras haces esto, siente como la llave del grifo se siente en tus dedos. ¿Se siente frio, caliente, resbaloso, pegajoso? ¿Brilla o luce empañado?
·         Mientras el agua corre, obsérvala por un momento. ¿Qué sucede? ¿Sale mucha o poca agua? ¿Baja rápido por el drenaje o comienza a acumularse?
·         Pasa el cepillo por el agua y nota como se sienten tus manos mientras el agua pasa por el cepillo. ¿Se mojaron tus manos? ¿Qué sonido notas mientras corre el agua?
·         Toma la pasta de dientes. Nota su peso. Presta atención a como se siente en tu mano. ¿Se siente duro o suave, rígido o flexible?
·         Abre la pasta de dientes y siente su olor. ¿Qué notas de su fragancia? ¿Se siente fresco?
·         Nota como se sienten tus manos mientras pones la pasta de dientes en el cepillo. Presta atención a como la pasta de desliza en el cepillo. ¿Qué color es? ¿Lo puedes oler?
·         Nota como se siente tu boca mientras vas entrando el cepillo y comienzas a cepillarte los dientes. ¿Qué sensación sientes? ¿Tienes la boca llena de espuma? ¿Cómo se sienten las cerdas del cepillo entre tus dientes? ¿Qué tal en tus encías y en la lengua?
·         Nota como se siente tu boca mientras la enjuagas con agua. Pasa tu lengua entre tus dientes. ¿Cómo se sienten?
·         Presta atención mientras limpias el cepillo con el agua.
·         Nota como se sientes tus manos mientras guardas la pasta de dientes y el cepillo.
·         Mírate nuevamente en el espejo.
·         Respira profundamente y sonríe.

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