Un cambio de perspectiva


Por: Vigimaris Nadal-Ramos, Ed.D.

Escribir es una de las destrezas básicas en la vida. Como editora, trabajo con palabras todos los días y uno de los usos que más me gusta darle a la destreza de escribir es usarla para descubrir y comenzar a sanar.

Sea porque escribes todos los días o porque sacas tiempo para pensar por escrito de vez en cuando, escribir es una herramienta que te permite definir quién eres y qué quieres.

Uno de mis ejercicios favoritos es el de convertir los retos en oportunidades. Ese es un ejercicio que toma tiempo y debe hacerse con intención pues normalmente, cuando estás ante un reto sientes emociones negativas, tales como miedos, y solo ves problemas, no soluciones. Sin embargo, si haces una lista de todos los retos que enfrentas ahora mismo y buscas cómo convertirlos en oportunidades, cambias tu perspectiva y, por ende, tus acciones.

Para hacer ese ejercicio, sigue estos pasos:
  •   Selecciona una libreta o una hoja en blanco. Este ejercicio es mejor si se escribe a mano.
  •   Dobla la hoja por la mitad en orientación vertical y en esa división traza una línea para que queden dos columnas del mismo ancho.
  •   Titula la columna de la izquierda “Retos” y la de la derecha “Oportunidades”. Usa colores diferentes para cada columna; por ejemplo, rojo para los retos y verde para las oportunidades. Así le das un mensaje al subconsciente como si fuera un semáforo: “detengo lo rojo para seguir mi vida con lo verde: las oportunidades”.
  • Trabaja primero con los retos. Enumera absolutamente todos los retos que veas en tu vida en este momento, sean grandes o pequeños. Revisa la lista varias veces y añádele hasta que sientas que los tienes todos.
  •  Ahora, estudia cada reto e identifica cómo lo puedes convertir en oportunidad. Pregúntate: ¿qué hago para superarlo? ¿Cuál enseñanza encierra este reto? ¿Qué gano si lo supero? Con esas respuestas, escribe en la columna correspondiente, por lo menos, una oportunidad para cada reto. 

Convertir los retos en oportunidades es ver la vida desde otro punto de vista. Comparto algunos ejemplos:

Retos
Oportunidades
Perder el empleo o no tener trabajo.
Te brinda tiempo para estudiar o evaluar lo que realmente quieres lograr en la vida.
No tener suficiente dinero.
Te permite ser creativa con tu presupuesto, trabajar por intercambio, inventarte servicios nuevos para ofrecer.
Enfrentar una complicación de salud.
Te hace revaluar lo que has logrado y lo que deseas alcanzar para que encuentres la fuerza para salir adelante.
Sentir soledad.
Te permite conocerte mejor y aceptar oportunidades de compartir con personas diferentes, disfrutar actividades distintas o visitar lugares nuevos.

Otra manera de escribir para ayudarte a sanar es hacer un inventario de lo que sí tienes. Usualmente, ante un problema, te enfocas en lo que no tienes y en lo quieres, pero siempre hay recursos que tienes que tal vez no has identificado, no sabes que los tienes o no sabes cómo aprovecharlos. Por ejemplo, con mucha probabilidad, tienes amistades o familiares que te pueden guiar en cierto tema, pero las das por sentado. Pídeles una reunión, explícales tu situación y permite que te aconsejen.

Por otro lado, quizás tienes un teléfono móvil o una computadora; este es el momento de preguntarte: ¿cómo puedo aprovecharlo para crear un negocio, ayudar a alguien o comunicar un mensaje? Esos pasos te ayudarán a darte cuenta de que tienes más de lo que piensas y que este es el momento de aprovecharlo.

Puedes hacerlo así:

  1.   Prepara una lista de personas y otra de recursos que tienes a la mano.

  2.     Piensa en cómo cada una de esas personas te puede ayudar. Escribe las preguntas que le harías y     pídele una reunión.

   3.     En la lista de recursos, anota lo que puedes hacer con cada uno.


Sanar es encontrar paz y para hacerlo es esencial limpiar tu interior de frustraciones y rencores. Si algo no te salió bien, estúdialo para ver si tienes manera de modificarlo e intentar de nuevo para ver si funciona mejor. La satisfacción de volverlo a intentar aliviará tu frustración. En ocasiones, no se trata de modificarlo, sino de intentar algo nuevo. En el caso de los rencores, piensa qué ganas y qué pierdes al guardar ese dolor dentro de tu ser. Ese análisis te ayudará a darte cuenta de que no se trata de la situación ni de la otra persona, sino de cómo la manejas y lo que aprendes de la experiencia.

Puedes comenzar con estas preguntas:
·      ¿Qué me frustra?
·      ¿Cómo puedo modificarlo para intentar de nuevo?
·      ¿Será momento de soltarlo en vez de volverlo a intentar?
·      ¿A quién o qué le guardo rencor y por qué?
·      ¿Qué gano con guardar ese rencor?
·      ¿Qué pierdo si suelto ese dolor?
·      ¿Cómo manejo y qué aprendo de las frustraciones y los rencores que siento?

En fin, la redacción es una forma de meditación. Escribe tus preocupaciones y quítales poder. Así podrías comenzar un proceso de sanación. No obstante, aclaro que no soy psicóloga ni coach, soy educadora y he visto cómo escribir ayuda a descubrirse. Este artículo no pretende sustituir ayuda psicológica o psiquiátrica, son ejercicios que puedes usar para conocerte mejor o para ayudarte a identificar ese “algo” que sabes que quieres hacer, pero que, por alguna razón, te mantienes en la inercia. La idea es pasar de la inercia a la ilusión por la vida, proyecto o escrito.

Vigimaris Nadal-Ramos es editora y presidenta de Editorial Narra, Inc., traductora, profesora, empresaria, bloguera y doctora en educación. Su misión es ser herramienta para que alcances tu sueño de escribir y publicar un libro. Búscala en editorialnarra.com, http://pr.linkedin.com/in/vigimaris y en Facebook.com/editorialnarra.


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