Por: Dra. Veroshk Williams
Este 8 de septiembre celebramos el día de la Virgen de la
Caridad del Cobre. Se dice de esta
Virgen que "Los tres Juanes",
negros esclavos y trabajadores de minas de sal la hallaron en alta mar para el
año 1612 con el niño Jesús en sus brazos y con la inscripción: "Yo Soy la
Virgen de la Caridad" en la madera sobre la cual flotaba. Desde entonces
ha sido venerada como una de las diferentes apariciones de la Virgen María.
Esta es la patrona de Cuba. Se reconoce su caridad con todos ya que sus
milagros se caracterizan por amor y su sutileza incondicional. Podemos
aprovechar su fiesta para adentrarnos en su regazo.
En estos tiempos de mucha incertidumbre astrológica, es
muy probable que necesitemos recurrir a lo espiritual y hasta religioso para
encontrar la paz interior. Hay muchas maneras de conectar con esa presencia
divina.
El dia de la Caridad del Cobre es una de las festividades cristianas más celebradas pues nos lleva a reflexionar sobre la esperanza. Es la esperanza que
muchas veces nos lleva a ser resilientes. Es a través de la esperanza que
conectamos con la vida. Cuando entendemos que ya no podemos más, la luz de la
esperanza es lo que nos lleva a permanecer y a superarnos de alguna u otra
manera. La celebración de la Virgen de la Caridad del Cobre nos recuerda esa
virtud.
Esta virgen posee mucha afinidad con lo femenino. Es
nutritiva. Es la energía femenina la que nos cobija. Nos llena de todo lo que
realmente necesitamos. Esa necesidad real que viene del espíritu. Recurramos a
ella para ser llenados como el vientre de la Madre. Entreguémosle a ella la
carga que es muy pesada. Esperemos que sus milagros se manifiesten.
Hagamos este día honor a la Caridad del Cobre. Hagamos un baño dulce en su honor. Necesitamos los siguientes ingredientes:
Azúcar morena
Miel
Pétalos de flores amarillas
Todo esto lo ponemos a hervir en una olla grande. Cuando comience a oler, apagamos el fuego.
Dejamos que enfríe lo suficiente. Verificamos que la temperatura sea tolerable
para nuestra piel. Sumergimos los pies en la olla con el baño por 10 minutos
antes de bañarnos. Al finalizar eso, nos bañamos con jabón preferiblemente de
almendra o alguna nuez. Si tenemos tina, echamos el baño ahí y nos sumergimos
enteros por otros 10 minutos. Si solo tenemos ducha, nos echamos el baño de
cabeza a pies. Preferiblemente, nos escurrimos sin restregarnos ni enjuagarnos.
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