Por: Milagros Pérez Pietri
Es tan común tener
una receta médica en las manos que parece insignificante el hecho de tener una
y llevarla a una farmacia para que la despachen.
Una receta médica no es poca cosa;
es un documento legal escrito por un médico y requiere una información especifica. Este
documento se entrega a una persona y comúnmente se piensa que la única
responsabilidad de la persona es elegir la farmacia que atenderá la receta. Esa
es solo la primera responsabilidad; luego le siguen otras. ¿Pensamos en eso
cuando tenemos una receta médica en las manos?
Le
receta médica regularmente está escrita en un papel, pero también puede
transmitirse electrónicamente o por otro modo permitido por leyes y reglamentos de cada país. La
responsabilidad del paciente o cuidador comienza en el momento que el médico le
entrega la receta. En ese momento, la persona debe hacer preguntas básicas para
conocer el nombre del medicamento, dosis y razón para su uso. Ese papel hay que
cuidarlo con el mismo esmero que se protege cualquier otro documento legal. No
debe deteriorarse, ni alterar letras o números escritos; hacerlo es ocasionar
la invalidez del documento. Hay que seleccionar una farmacia reconocida para
entregar la receta y asegurarse que el departamento de despacho (recetario)
está atendido por un farmacéutico autorizado. No debe temerse hacer preguntas
para confirmar; es la responsabilidad que se debe la persona a si misma - si es
el paciente - o a la persona que cuida o
representa.
Una vez se entrega el
documento, la responsabilidad se transfiere al farmacéutico. Es su
responsabilidad dirigir el trabajo de técnicos y estructurar el proceso de
leer, analizar, corroborar datos del paciente, estudiar posibles interacciones
y efectos secundarios, seleccionar, envasar, rotular y terminar el despacho del
medicamento. Si se entrega la receta en una farmacia donde no esté presente un
farmacéutico, el paciente o su representante no cumple con la responsabilidad y
el dueño del establecimiento está incumpliendo la ley que regula el despacho de
medicamentos. Entonces nos preguntamos ... si el paciente sufre daño porque la
receta se despachó incorrectamente y no se hicieron advertencias necesarias …
¿Quién fallo en su responsabilidad? ¿La persona que tenía la receta en sus
manos y no confirmó que un farmacéutico la atendería o el dueño del
establecimiento que llama “farmacia” a
su negocio sin tener farmacéuticos que atiendan la meticulosa labor? Si un
hecho desafortunado sucediera, es probable que el dueño de la farmacia tenga
que pagar cuantiosas multas y hasta suspendan su negocio, mientras el paciente
puede quedar afectado temporeramente o permanentemente, tendrá gastos
adicionales, pérdida de ingresos o puede
morir. ¿Quién pierde más?
Tener una receta médica en las manos
es el comienzo de cuidados de gran responsabilidad. Una receta médica tiene que
ser escrita por un médico que tiene que haber hecho un diagnóstico cuidadoso y conlleva
deberes del paciente y otros. Tomar medicamentos no es una acción trivial. El cuerpo
recibe substancias diseñadas para prevenir, aliviar o curar condiciones que
afectan a las personas pero solo harán su trabajo si están bien despachadas, si
el farmacéutico orienta, el paciente sigue instrucciones y avisa si tiene
efectos no deseados. La persona con una receta en la mano debe estar consciente
de las responsabilidades de todos, incluyendo las del paciente o cuidador.
Milagros Pérez Pietri es Farmaceútica y Puertorriqueña. Es creadora del personaje “Salutina”; su creación “Salutina, le orienta” tiene derechosde autor. Escribe consejos que se divulgan a través de la página https://www.facebook.com/tusalutina/, ofreciendo breves consejos sobre salud y uso de medicamentos.
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