Por:
Gloriann Sacha Antonetty-Lebrón
Desde
el año pasado he tenido la oportunidad de integrarme a los movimientos del 8 de
marzo, como parte de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer
Trabajadora. Siempre busco a mis ancestras en el proceso, conectarme con ellas.
Mi madre fue oficinista, servidora pública y unionada por más de 30 años. Mis
abuelas costureras, administradoras de la casa y de sus familias. Siempre las
vi trabajando. Una de mis bisabuelas fue planchadora y lavandera. Mis
tatarabuelas fueron labradoras de la Hacienda Carmen en Salinas, Puerto Rico.
Lo que me hace nieta de la esclavitud. Y aunque ya han pasado más de 145 años
de la abolición de la esclavitud sabemos que el secreto a voces es que las
mujeres con la piel tan oscura como la mía, con direcciones del barrio, el
caserío, algunos pueblos afrodescendientes o nacionalidades hermanas caribeñas
no corren con la misma suerte en salarios y oportunidades como otras mujeres.
También sabemos que las mujeres no ganan lo mismo que los hombres, aun teniendo
la misma preparación y experiencia. Lo que nos reafirma que no hay equidad.
El
año pasado millones de mujeres se tiraron a la calle en distintas partes del
mundo. Hemos visto la proliferación de movimientos en las redes como #MeToo #TheFutureIsFemale y #GirlPower entre otros. Hay mucho que
decir, que hablar y gritar. Venimos de sufrir violencias viejas, ataques y
represiones. Se suman muchas nuevas pero sabemos que tenemos el poder en
nuestra voz, en nuestra fuerza y en nuestras cuerpas.
Es
bien reciente que me reconozco como madre, feminista y activista antirracista.
Siempre he sido mujer, negra, escritora y comunicadora. Siempre he estado consciente
de la necesidad de hacer a las negras y a los negros visibles, que se nos
represente positivamente e imponer nuestra presencia. Lo he sabido por
necesidad y por experiencia…
Con
el tema del feminismo mi carga ha ido bajando, siento que voy sanando, aunque
ahora siento mayor responsabilidad. Y es que he visto como el movimiento
feminista en Puerto Rico se ha ido centrando en nuestra negritud. Reconozco que
aún hay mucho por hacer y por educar. El racismo sigue siendo ignorado. Las
mujeres negras seguimos invisibilizadas y poco presentes, pues hay muchas que
no se siente incluidas y representadas y hay muchas otras que lamentablemente
no tienen el privilegio de no trabajar para irse a una manifestación. Algunas
nos hemos dado a la tarea de incluirnos, de ocupar con nuestra presencia y
manifestaciones negras nuestro justo lugar.
El
año pasado, desde la Colectiva Feminista en Construcción se gestaron
manifestaciones trascendentales. Desde ocupar el Expreso Las Américas de
madrugada, hasta cerrar el día con la paralización de la Milla de Oro con un
grupo de mujeres tocadoras de Bomba Puertorriqueña que desde el batey fueron el
centro y la espina dorsal para que mujeres de la comunidad dominicana, LGBTQ,
activistas, artistas y estudiantes hicieran sus reclamos. Dio gusto ver como la
mayor expresión musical afropuertorriqueña fue la base para levantar nuestra
voz. Las cantadoras de bomba nos reafirmaban: Yo nací mujer, fuerte y guerrera/libre, hermosa y aventurera. Fue
hermoso ver esas cuerpas danzando la resistencia y la lucha.
Este
año repetimos la gesta. Esos rostros negros, las pieles más claras que
reconocen su afrodescendencia volvieron a brillar, desde el centro. También la
plena se volvió a escuchar en voces y toques femeninos.
Todavía
nos queda mucho por avanzar, por incluirnos y representar a todas en el
movimiento, pues no hay una sola forma de ser mujer, somos demasiado. Hemos
estado creando el espacio, nos estamos mirando desde el Caribe, desde las
Américas y desde Europa. Hemos visto y respetamos las opiniones diversas de
mujeres que apoyan o no el feminismo, por esa tradición del feminismo de
excluir a las mujeres negras. Estamos abiertas a escucharnos y a aprender del Feminismo Negro, de las Insterseccionalidades, de la teoría del Womanism, del Africana Womanism, pues no hay una sola forma.
Lo
importante es nuestra visión de futuro, donde nos queremos insertar, que
queremos liderar. Regresar al pasado y ver como toda la energía de nuestras
ancestras está con nosotras, como se dejan sentir. Y el ahora, claro, el ahora
para saber cuánto es necesario que levantemos nuestra voz a través de la
poesía, la bomba, la plena, la protesta, pues como ya dije y repito somos
demasiado, somos demasiadas.
Gloriann
Sacha Antonetty-Lebrón es escritora y creadora de la Revista étnica. Puedes conocer más de ella a través de los siguientes enlaces:
Video
de 8M en PR: https://www.facebook.com/revistaetnica/videos/2123665491197720/
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