Por: Milagros Pérez-Pietri
En septiembre de
2017, el huracán que llamaron María, pasó por la zona del Caribe. Desvistió a
la isla Puerto Rico de su verdor y desmenuzó casas, infraestructuras y vidas.
Mencionan que es el más espantoso que ha
pasado por la isla.
Antes de María, en
enero del 2015, el periódico El Nuevo Día publicó mi escrito titulado “Arrastrando
las maletas”. El tema era sobre los puertorriqueños jóvenes que decidían
mudarse al sentir temor de no poder brindar oportunidades a sus familias. Los
padres los apoyaron en sus decisiones y las personas mayores comenzaron a ir y
venir para disfrutar de hijos y nietos. Los que decidían permanecer en la isla
juzgaban a los que se iban y los que se iban no entendían a los que se
quedaban. Los dos grupos no se
comprendían.
Después de María (y
aún todavía), en Puerto Rico hay desolación, preocupaciones y susto. Los que se fueron, están ayudando a los que
se quedaron. Los hijos buscaron a padres para atenderlos. Los tíos quisieron
llevarse a los sobrinos para que no se afectara su educación. Los personas
retiradas que se fueron, buscando ajustarse a un nuevo presupuesto y servicios
de salud más cómodos, alientan a otros a seguir sus pasos. Los “de allá” (como
se les llama) envían paquetes y se unen a grupos para ayudar Puerto Rico.
Hoy, igual que en
2015, algunos critican a los que se van pues creen que deben quedarse para
restaurar al país. Recapacitemos… pueden permanecer personas saludables,
hábiles para ayudar a otros, los que tienen
casa y trabajo y tienen familia en Puerto Rico para juntos confortarse y
ayudarse. Deciden irse los que están solos, los que perdieron su
trabajo y no consiguen otro, los que estando enfermos no pueden ni ayudar ni ayudarse
y los preocupados por la educación de sus hijos. Es conveniente que ambos grupos
se comprendan, ayuden y eviten desavenir excesivamente. No importa donde estén,
ayudarán a recuperar a Puerto Rico; cuando hay amor, la distancia no es
impedimento para dar apoyo y eso ha quedado demostrado. Las crisis terminan
cuando la unión es sólida y permanente. Puerto Rico volverá a poblarse; unos permanecerán,
otros regresarán y nuevos residentes
llegarán.
Recordemos la frase
que dice “los que juzgan no entienden y los que entienden nunca juzgan”.
Esperamos que todos entiendan y no juzguen, pues la colaboración y alianza era indispensable
antes de María y es imprescindible
después de María.
Por: Milagros Pérez Pietri, Farmacéutica y escritora.
Creadora de “Salutina” – https://www.facebook.com/tusalutina
Creadora de “Eva y Milagros”- https://www.facebook.com/evaymilagros
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