Una decisión para alcanzar un sueño


Por: Lola'sPassage

Recuerdo que allá para mis años de adolescencia fui parte de un quinceañero donde la cumpleañera utilizó un vestido de novia para la noche de su gran celebración.  Asimismo recuerdo pensar, lo bella que se veía, pero que yo jamás podría hacer a mis padres gastar tanto dinero para una noche. Así que cuando me tocó a mi celebrar mis quince, ver Nueva York con mis propios ojos por primera vez, era sin lugar a dudas el mejor de los regalos.

Recuerdo el sentimiento de emoción al caminar sus calles. Sentía que había llegado a un segundo hogar, o mas bien a mi destino.  Sentía familiaridad en un lugar completamente desconocido.

Como suele ocurrir, los años no pasan en vano y en ocasiones guardamos en una gaveta nuestros más íntimos deseos, que suelen ser los de nuestra niñez. Luego de convertirme en una profesional y cumplir con lo que “se supone que uno haga”, no solo me di cuenta que vivía una vida mediocre, pero más importante aún, que no era feliz y que el camino en el cual andaba no me llevaba a uno que me conmovía el espíritu.  Acto seguido, tomé la decisión de renunciar a mi “trabajo estable”.  Movimiento que muchos tildaron como “una locura” y que muy bien pudo haberlo sido.

La incertidumbre reinaba en mi vida en ese momento. Renuncié con $1,500 en mi cuenta de banco y sin oferta de trabajo. Puerto Rico, mi país y, mi profesión atravesaba un momento de inestabilidad económica donde dicha decisión pudo no haber sido la más sabia. No obstante, lo que aconteció en los próximos 8 meses fue un periodo maravilloso de transformación que resultó confirmando que había tomado la mejor decisión de mi vida.

A pesar de no haber tenido un plan concreto, algo dentro de mi decía que las cosas tomarían el curso adecuado. Unos lo llamaron locura, otros valentía. Yo lo llamé fe.

Un martes al mediodía recibí un correo electrónico con una oferta de entrevista para el siguiente día. 6 horas más tarde me encontraba montada en un avión de camino a Nueva Jersey donde al próximo día me contrataron y comencé a trabajar en suelo ajeno. Suelo donde no tenía amigos ni familiares. Suelo donde mi idioma natal no es el primordial y donde el clima perdona a nadie, sobretodo en los meses de invierno. Ocho meses después de mi llegada, logré mudarme a la Gran Manzana.

Ya han pasado dos años y medio desde ese primer vuelo y al mirar hacia atrás me quedo boquiabierta de todo lo vivido.  No porque todo me haya salido bien o porque fuera fácil, porque no es así, sino por lo que ocurre en nuestras vidas cuando tenemos fe.  Porque es bueno prepararse para lo inesperado pero mejor aun es lanzarse al vacío con fe de que nuestros sueños pueden ser posibles si realmente deseamos lograr algo y trabajas inalcanzablemente para ello. Algunos considerarán “cliché” lo que diré, pero vivir nuestros sueños es posible. Si algo he aprendido de esta experiencia es que lo que se cultiva con amor y fe, rinde frutos tarde o temprano y, que todo gira alrededor de nuestras prioridades. La verdad es que aun no he logrado ni la mitad de lo que deseo, pero algo me dice que si he logrado sobrevivir 2 años y medio, sola, soltera y “sin padrino” en la Gran Manzana, lo mejor está por venir. Y esto lo sé porque estoy dispuesta a luchar por ello.  Después de todo, la peor gestión es la que no se hace y del cobarde aun no se ha escrito nada.


Puedes entrar en contacto con la autora a través de sus redes:

https://www.facebook.com/lolaspassage2
Instagram: @lolaspassage

Comments

  1. En estos momentos que mi vida toma un giro de 360 grados, me encanta saber de historias como la tuya. Enhorabuena..!!!

    ReplyDelete
  2. Estoy tan feliz por ti amiga mía. Tienes muchísima razón, los sueños si se pueden lograr pero hay que trabajar para que se realicen. Teniendo no solo mucha fe sino también una actitud positiva y visualizando esos sueños que tanto deseamos, podemos llegar a la luna!
    Te adoro !

    ReplyDelete

Post a Comment