Por:
Gloriann Sacha Antonetty-Lebrón
Estoy
próxima a parir, así que mi cuerpa, mente y alma están comenzando a procesar
todo de manera distinta. En un mundo lineal, cuadrado y lleno de jerarquías he
pensado mucho en los espacios que me muevo, con la gente que comparto, con los grupos
y colectivos que colaboro y trabajo. He notado cuanto me gustan los círculos,
pensar de manera no lineal, que todo se conecte y que fluya…
Repaso
mis círculos, me veo en el centro, recibiendo tanto amor y sabiduría que me
siento plena. Esta energía poderosa la siento en mi familia, con mis amigas, en
los equipo de trabajo y proyectos que colaboro. Cuando el espacio ha sido
liderado y creado por mujeres es que mejor se siente. Tengo la dicha de
colaborar con Colectivo Ilé, una organización de base comunitaria que hace
trabajo antirracista. Recientemente
comenzamos un proyecto de generación de ideas para el rediseño de Puerto Rico,
tras el paso de María que es liderado y gestado por mujeres. En todos los
espacios, juntes y talleres de Ilé nos sentamos en círculos. No hay jerarquías,
la energía fluye bonita. Se respetan las ideas, nadie tiene que alzar la voz y
pronunciar su autoridad. Estamos como iguales y ha sido un proceso maravilloso.
Siempre hay unas guías, unas mentoras que nos llevan pero es lo natural,
tratándose de espacios y procesos intergeneracionales. Así aprendemos… Las
ideas que han salido del espacio son otra cosa, pero lo más importante es que
todas queremos volver a lo esencial, a lo básico, a lo natural, a nuestros
saberes, a lo que nos nutre.
En
los círculos me siento conectada con una fuerza mayor y ancestral y re imagino
a las taínas en el batey, a mis ancestras africanas en sus tribus, compartiendo
sus talentos, su belleza, sanando. Necesitamos menos espacios cuadrados, en
fila y más de los círculos a distancias equitativas, sin niveles. Por algo el
sol, la luna y la madre tierra son un gran círculo, una esfera.
Si
miro atrás, todos los espacios de fuerza femenina nos salen orgánicamente en
círculos: el batey para tocar, cantar y bailar Bomba, gracias Marién por los
proyectos de Taller Tambuyé y Ausuba. A las pleneras de la Colectiva Feminista
en Construcción, en círculos aprendimos y el movimiento ha seguido con las
mujeres de Plena Combativa. A mi círculo hermoso de Las Ancestras, que a través
de la palabra revivimos y conmemoramos a nuestras ancestras literarias. A mi
doula Madeline Viera Piccard y a mis parteras de Centro MAM. A mis hermanas, comadres, amigas y
familiares, pues cuando nos juntamos, seguimos el ciclo, la energía que nos
conecta con nuestrxs ancestrxs. Tengo una tribu hermosa, donde fluye el amor y
a la que estoy lista para presentar en el centro a mi hija para que reciba toda
esa energía poderosa.
Por
Gloriann Sacha Antonetty-Lebrón, escritora y creadora de la Revista étnica.
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con ella a través de los siguientes enlaces:
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