Aboga por un cambio en la superabundancia de mentiras


Milagros Pérez Pietri, RPh

La mentira, la exageración y el enredo siempre han existido. Pero ahora es diferente…ambos se han institucionalizado y se están observando en todos los niveles institucionales y sociales. Decir mentiras, trastocar verdades, exagerar y falsear son conductas que parecen estar de moda. Se considera que diciéndolas se evita alarmar, herir susceptibilidades y otras razones inventadas y aceptadas. Se nombran actos indeseables con nombres atenuados,  se bautizan  comportamientos incorrectos con nombres agradables y justificados, se añade glamour a historias turbias y se utiliza la creatividad para enmascarar verdades.
             
No es conveniente darse por vencido y pensar que si otros mientes, falsean y exageran …todos deben hacer igual y así todos quedan colocados en igualdad.  Habría que pensar si se quiere mejorar las generaciones o se prefiere que el país y el mundo sean empantanados con engaños hasta no creer  hermanos a hermanos, hijos a padres ni  padres a hijos, etc. y seguir inventando embustes hasta esperar que la imaginación se rinda de cansancio.

Quedan personas no maleadas con esta conducta – son gente común que trabajan con decencia, que no malgastan el dinero que les cuesta obtener, que son ricos y en su riqueza reina la simpleza, que son pobres y en su pobreza demuestran su nobleza.  Algunos consideran que no son muchos, pero queremos pensar que son suficientes como para ejemplarizar el valor de la verdad.

 A los que aun aprecian la dignidad y la verdad y repudian la artificial apariencia y lo engañoso, les corresponde luchar contra esta avasalladora tendencia para salvar  niños y jóvenes de esta afición.  Será necesario ilustrarles que la mentira y el engaño son frágiles y ceden a la presión y al miedo. Deben saber que no bien alguien, en la cadena de mentirosos, es capturado y desmentido, se le afloja el valor y la falsa grandeza y van desmenuzando verdades hasta dejar expuesta la cadena de mentiras y engaños.  Deben conocer que la verdad es fuerte y sostenible. Tienen que saber que  si dicen la verdad, no es necesario acordarse de nada”. La mentira, sin embargo, hay que repasarla y repetirla  pues, siendo etérea, vuela con facilidad de la memoria.

Es urgente recrear el ambiente que históricamente se disfrutaba donde el mentiroso, cuando descubierto, perdía el prestigio, donde las “ medias verdades” se reconocían , creaban infamia y se rechazaban de inmediato. Apremia que prevalezca la confianza, la honestidad y la sensatez. ¡Escuchar tergiversaciones ya cansa!


Por: Milagros Pérez-Pietri, farmacéutica y escritora
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