Por: Milagros Perez Pietri
Francisco
de Quevedo y Villegas escribió una poesía satírica llamada Poderoso Caballero
es Don Dinero. “Yo al oro me humillo, él
es mi amante y mi amado”, y su letrilla sigue… “hace todo cuanto quiero”.
Quevedo describía a Don Dinero como un soberano y omnipotente caballero.
El trabajo se gratifica con dinero,
y el dinero es el medio de intercambio para pagar bienes, servicios o deudas. “Don
Dinero” siempre ha sido importante y solía llegar ( y debe llegar ) a la vida
de la gente precedido por el estudio,
esfuerzo, trabajo o herencia.
Poseyéndolo se vive con comodidad; haciendo ajustes en el estilo de vida según
la cantidad que se tenga. Tambien se
hacen planes para conseguir más y asi aumentar
la capacidad adquisitiva.
Pero ha aparecido otro “Don Dinero”
que zarandea sigilosamente y se coloca,
sin honestidad y esfuerzo, en los lugares menos esperados. Se disfraza para
escurrirse en la oscuridad haciendo posible
que se obtengan bienes y servicios apresuradamente, sin esperar a tener
la capacidad de obtenerlos. El nuevo “Don
Dinero” no es un digno caballero; éste
es un rufián.
Es aprovechado y se esconde en
lugares ocultos para satisfacer lujos que no tendrían sus cómplices si no fuera por chanchullos escondidos que logra
hacer. Él consigue obtener bienes que han sido asignados para mejorar la vida
de la gente, aprovechando su relacion con las personas que ocupan posiciones
estratégicas que sucumben a su tentación. Se escurre en las oficinas de
jefes y suele cegar a políticos dirigiéndolos
por lugares sombrios.
El nuevo “Don Dinero” hasta logra
entrar a lugares donde se trabaja con asuntos relacionados con la salud. Se
dice que la salud es importante y no es un juego, pero “Don Dinero” retoza
frente a los enfermos y se las agencia para ser muy importante en instituciones
y facilidades que intentan o dicen servir a los pacientes. Existen conflictos serios
relacionados con el servicio a personas enfermas , todo porque este nuevo “Don Dinero” se infiltró, intentando
disponer y regir para seguir convirtiendo los servicios de salud en negocios ultra lucrativos para dueños y
asociados y donde el paciente pierde importancia cada dia más.
El poeta tenía razón cuando pensó que el dinero es poderoso
pero no nos parece que imaginara que existiría un “Don Dinero” tan
mezquino. Ahora no podemos distraernos con poesías; tenemos que estar alerta a la
llegada del nuevo “Don Dinero” avaricioso a lugares donde su poder pueda
afectar la calidad de vida y hasta la vida misma.
Por: Milagros Pérez-Pietri, farmacéutica y escritora
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